Las tendencias se suceden unas a otras, interactuando y adaptándose, mezclándose también con estilos. Los estilos cambian cuando las tendencias se apropian de ellos.
Las mismas se orientan en una determinada dirección y nos invitan a formar parte. Somos seducidos por un nuevo orden, un color o un estilo sugerente.
En la actualidad es muy variado el abanico de tendencias dentro de lo que es interiores y decoración.
Un estilo único y continuamente renovable es el color blanco, ya que nos ofrece un sin fin de alternativas, por lo general se utiliza como color de fondo para complementar con objetos y detalles de diferentes tonalidades.
La combinación de blanco y negro es un clásico que nunca pasa de moda, aunque con una presencia más elegante. El uso de blanco y negro en la decoración permite un mayor aprovechamiento del color en objetos y accesorios, los cuales resaltan y se despegan del fondo con facilidad. El blanco asociado a colores negros o gris aporta modernidad. También se utilizan para lograr un ambiente de tonos masculinos.
Pero muy opuesto al blanco y su orden y serenidad asoma nuevamente en estilo que se hizo ver décadas atrás.
La tendencia minimalista fuertemente arraigada hasta hace muy poco comienza a ser desplazada, dando lugar a un estridente y desacartonado estilo kitsch.
Este es un estilo que se destaca por un predominio de colores fuertes y chillones y una mezcla de distintos materiales. Generalmente se intuye como antiestético.
No debemos confundir el estilo kitsch con lo moderno ya que este último presenta líneas mas limpias, mientras el primero se permite una mezcla de texturas y materiales. La decoración desmedida sin ningun tipo de funcionalidad o racionalidad es una de sus pricipales características.
En el universo kistch todo está permitido, es un universo en el cual el color y las formas extravagantes y exuberantes encuentran su lugar.
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